Yo no soy psicóloga, no soy
aficionada a la llamada “Fiesta brava”, y tampoco soy vegetariana ni vegana. A continuación
se verá expresada mi opinión acerca de las reacciones que se desencadenaron en
las redes sociales ante la muerte de un famoso torero, tras una grave cornada
recibida en plena faena.
Primero debo dejar claro que esta
práctica conocida como tauromaquia me parece una aberración, no le encuentro lo
cultural, lo artístico, ni lo útil. Comprendo que es una tradición en distintos
países, pero creo que de tradiciones a tradiciones,
algunas debieron quedarse en el pasado. Un animal ensangrentado y un hombre
arriesgando su vida, es algo que no tiene lógica.
Pero, independientemente de
aquello que conforme la fiesta brava, está implícito que el torero se arriesga
y está consciente de ello, así que acepta su responsabilidad y cumple con su función.
El torero quiere estar ahí, el toro…. Quién sabe?
En las últimas fechas todos
pudimos ver como el famoso torero conocido como “el Pana” fue brutalmente
corneado, quedando parapléjico y en un estado de salud lamentable, lo cual no
es motivo de fiesta alguna, ya que nos guste o no la tauromaquia, jamás debemos
alegrarnos ante la desgracia del otro. Es cierto que habrá una pelea eterna
entre aficionados y animalistas por la abolición de esta fiesta, y aunque yo esté
a favor de la abolición, me parece totalmente irresponsable e incongruente que muchísimas
personas aboguen por la vida de un animal, pero menosprecien la vida de una
persona.
Están cayendo en un radicalismo ridículo,
ya que las reses sufren de peores tormento en los criaderos y el matadero,
donde sufren una muerte el doble de lastimosa, además de haber llevado una vida
carente de calidad. Y al parecer su animalismo no aplica a los animales que se
comen, solo a los toros de las faenas, ya que jamas he visto que presenten
remordimiento al comerse una hamburguesa.
Festejar por la muerte trágica de
una persona (un torero) no los hace mejores que él, al contrario, los vuelve
iguales.
Es lamentable la cantidad de víctimas
animales y humanas en esta práctica, y
ninguno debería festejar y estallar de júbilo por la caída de alguno de ellos. Esas
reacciones son completamente inhumanas, son la clase de reacciones que la
sociedad, el mundo ya no necesita. Se está convirtiendo a la violencia en un
gobernante más, e independientemente del bando, es nefasta.