viernes, 3 de junio de 2016

Alegrarse por la muerte de un torero.


Yo no soy psicóloga, no soy aficionada a la llamada “Fiesta brava”, y tampoco soy vegetariana ni vegana. A continuación se verá expresada mi opinión acerca de las reacciones que se desencadenaron en las redes sociales ante la muerte de un famoso torero, tras una grave cornada recibida en plena faena.

Primero debo dejar claro que esta práctica conocida como tauromaquia me parece una aberración, no le encuentro lo cultural, lo artístico, ni lo útil. Comprendo que es una tradición en distintos países, pero creo que de tradiciones  a tradiciones, algunas debieron quedarse en el pasado. Un animal ensangrentado y un hombre arriesgando su vida, es algo que no tiene lógica.
Pero, independientemente de aquello que conforme la fiesta brava, está implícito que el torero se arriesga y está consciente de ello, así que acepta su responsabilidad y cumple con su función. El torero quiere estar ahí, el toro…. Quién sabe?

En las últimas fechas todos pudimos ver como el famoso torero conocido como “el Pana” fue brutalmente corneado, quedando parapléjico y en un estado de salud lamentable, lo cual no es motivo de fiesta alguna, ya que nos guste o no la tauromaquia, jamás debemos alegrarnos ante la desgracia del otro. Es cierto que habrá una pelea eterna entre aficionados y animalistas por la abolición de esta fiesta, y aunque yo esté a favor de la abolición, me parece totalmente irresponsable e incongruente que muchísimas personas aboguen por la vida de un animal, pero menosprecien la vida de una persona.

Están cayendo en un radicalismo ridículo, ya que las reses sufren de peores tormento en los criaderos y el matadero, donde sufren una muerte el doble de lastimosa, además de haber llevado una vida carente de calidad. Y al parecer su animalismo no aplica a los animales que se comen, solo a los toros de las faenas, ya que jamas he visto que presenten remordimiento al comerse una hamburguesa.
Festejar por la muerte trágica de una persona (un torero) no los hace mejores que él, al contrario, los vuelve iguales.

Es lamentable la cantidad de víctimas animales y humanas en esta práctica,  y ninguno debería festejar y estallar de júbilo por la caída de alguno de ellos. Esas reacciones son completamente inhumanas, son la clase de reacciones que la sociedad, el mundo ya no necesita. Se está convirtiendo a la violencia en un gobernante más, e independientemente del bando, es nefasta.


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